sábado, 16 de agosto de 2008

Testimonios de una historia en Chaiten

El Vilcun y la playa Santa Bárbara

Las Hilanderas de Chaitén, el primer contacto (1)

El grupo de Hilanderas está conformado por 6 dueñas de casa que se juntan en un local ubicado en calle O’Higgins frente a las oficinas de Pumalín. Desde la calle se pueden ver, tras amplios ventanales que hacen de vitrina, cómo las ruecas a pedal van uniendo las hebras de lanas torcidas a mano: lanas blancas, grises o negras se unen por la punta de la hebra; cuando un ovillo se acaba, se tiende otro del mismo color unido por el girar de la rueca que atrapa la nueva hebra y la enlaza con la anterior.


Un informe de Terram del año 2002, indicaba que la fundación aportaba lana para un grupo de tejedoras de la región. Esta situación inicialmente fue así ya que la iniciativa nació bajo el patrocinio de Prodemu en asociación con la fundación de Douglas Tompkins. Pero la lana resultó de mala calidad debido a que la zona no es apta para el ganado, entonces las hilanderas buscaron otros proveedores en los sectores de El Corcovado, La Junta o Chiloé. Sin embargo, tanto el local donde se reúnen, como varias de las ruecas (importadas de Nueva Zelandia), son aportes de Tompkins.

Cada tarde de lunes a sábado, se encuentran después de almuerzo. El día que visité la sede estaban presentes: Hortensia, cuya pareja es pescador; Rosa, esposa de un ex empleado de Tompkins, Juana Caballero, llegada hace poco a Chaitén y Amanda Mancilla, reconocida como dirigente del grupo.

A todo se le saca provecho, uno aprende. Aquí llueve tanto que entre mirar novelas o dormir, preferimos distraernos, conocer gente, echar la talla y tomar un mate.

En este grupo, Amanda además de hilar hace bufandas, calcetas y gorros que vende en el mismo lugar. Nos cuenta que el verano es la época para lavar lana y que una vez fueron varias señoras a lavar al río Blanco.

Para algunas el hilar no es una actividad desconocida ya que habían trabajado antes el “uso”, a veces sólo como un palo largo con un pedazo de papa haciendo de tortera.

Si bien ninguna se considera jefa de hogar, ya que cuentan con el trabajo de sus respectivas parejas, ven en el hilado una actividad que por último les permite aportar una prenda de vestir para sus familias, algo para la casa, además de ser un complemento económico a la actividad que realizan los hombres.

Al consultar por las dificultades que enfrentan como grupo, se menciona la constante rotación de las integrantes: es como un taller de aprendizaje. Si el grupo siempre está cambiando no se puede establecer un local de venta estable…querían que pagáramos patente, pero la ganancia es poca.

A pesar de los cambios, las hilanderas continúan: nos juntamos en el invierno por el frío, en el verano por el calor, es un buen pasatiempo y se organizan para tener sus propias ruecas: Amanda ya tiene una. Además han comprado un hervidor y una escardadora portátil (dos rodillos con púas, por donde pasan la lana para limpiarla de cualquier rastrojo).


Luis Méndez, maestro carpintero, mueblista.

A Luis lo encontré por primera vez en la pequeña terraza del bar El Quijote, una especie de pub que atiende a la clientela con más recursos que llega a Chaitén: turistas extranjeros y gente que por sus giros de voz impostada pretende o son ciertamente de los barrios acomodados de Santiago. Javier, hermano de la Sra. Dina, es el dueño de este local, cuya decoración rústica ofrece un espacio donde los santiaguinos pueden reconocerse (es un poco como entrar a un bar del barrio Suecia, guardando las proporciones). Luis me aseguró que tendría buenos datos al hablar con él y se mostró menos receloso que Freddy, otro potencial entrevistado, cuando acordamos una visita para conversar del turismo en la zona.


Su casa está en Piloto Pardo, la última calle antes de llegar al Río Blanco, al este de la ciudad. Al llegar uno se encuentra con una casa de madera que hace de antesala a la entrada principal, una casa falsa porque podría estar habitada, incluso está adosada al cuerpo principal, con ventanas y puerta incluida, pero está vacía. En el sector izquierdo funciona un galpón donde se trabaja madera, una especie de aserradero.


Después de tres intentos en una tarde, logré encontrar a Luis y nos instalamos en su comedor. Me llama la atención, la seriedad con que entabla la conversación, siento que hay gente al fondo en su casa, pero nadie interrumpe. Comienza haciendo una reseña de su vida y la historia de Chaitén se abre para mi, muchos de los temas que otros entrevistados me confiarán ya son tocados por una especie de monólogo al que se entrega, que escucho con emoción de descubrimiento y trato de encausar de a poco.


Luis llegó a Chaitén a los 8 años, su bisabuelo fue poblador de la isla Talcan del grupo de Islas Desertores al norte de Chaitén; iban también a Chiloé, a Achao donde había un ministerio de tierras; luego su familia se quedó frente a Castro. Su madre que era soltera lo dejó al cuidado de una tía abuela y no volvió a saber de ella hasta hace unos cuatro años en que se contactó sólo por teléfono. No tenía mucha educación, la juventud fue difícil, no sabía quién era yo. Frente al encuentro de su madre comenta: de la noche a la mañana tenía unas hermanas que no las había visto nunca, aconsejándome, cuando veo esos encuentros en la tele…a mí no, los lazos sanguíneos así no te llaman.


Ya en su juventud emigró a Frutillar a estudiar a una escuela industrial alemana y luego fue a Castro a estudiar al politécnico como mecánico tornero (en fierro). En 1978 volvió a Chaitén:

Chaitén tiene 56 años, de aquí al lago Yelcho lo hizo vialidad por los años 60; el puente Amarillo y el Blanco eran colgantes, el Amarillo era el que más se mecía.

Trabajé en el loco y haciendo turismo al lago Yelcho, en los años 90 hice una lancha, los llevaba a pescar al interior del lago…

Antes desde Futa (Futaleufu) se llegaba por el lago Yelcho, desde Puerto Cárdenas.

Los barcos que llegaban eran de Empremar, traían animales 2 veces a la semana, venían en bodegas y los bajaban con pluma huinche, que es un tipo de faja con la que toman al animal para levantarlo y trasportarlo a tierra ya que en ese tiempo no existía la rampa que hoy está en el muelle. El ganado iba a Palena y Futa que son zonas ganaderas, los llevaban los arrieros –troperos-

El 78 empezó el camino (hoy llamada carretera). En esa época era el Camino Longitudinal Sur; fue gente civil la primera que trabajó en el camino, a veces encontraban algunos muertos. Primero llegó gente del PEM y por los años 80 del POJH, les daban alimentación; nosotros no éramos más de 500 personas. Los trabajadores que llegaban vivían en campamentos, en Caleta Gonzalo había 3, era difícil controlar a tanto hombre, los grupos estaban a cargo de personal militar. Los civiles fueron los que abrieron la senda, cuando vino el Cuerpo Militar del Trabajo, la senda ya estaba.

No hubo problemas con las mujeres, los hombres que llegaban de afuera no se relacionaron con las mujeres del pueblo, además había tres discotheques donde habían prostitutas y como estaba el régimen militar no ocurrían desordenes, sólo había trago, se pelaban por ahí entre ellos, de repente aparecía un tipo muerto que nadie iba a reclamar.

En es tiempo en Chaitén no hubo represión, no hubo asesinatos, sólo llegaron desterrados, como 20 deportados que fueron recibidos en la iglesia del pueblo.

Sobre la época actual Luis comenta:

En el invierno no hay nada que hacer (tiene 2 hijas). Antes estaba el Regimiento de Ingenieros, trabajábamos para los oficiales, yo hacia muebles, ahora estoy dedicado a la construcción. También me dediqué hacer guitarras con un luthiere, eran para Santiago, pero en invierno hay que sacar los productos en camiones, es caro sacar cualquier producción de esta zona…

Para el gobierno somos ricos, no somos indigentes, pero para el Banco del Estado no somos rentables.

Para qué comprar tanta tierra, si no sacas provecho, puras montañas, 200 hectáreas, de qué te sirven si sacar un palo es más caro. El banco no te da crédito, donde has vivido 100 años y mueres como indigente, te vay a morir y las leyes no te favorecen. Tompkins hace 15 años que está comprando tierras y si alegan en contra de que compre tanto, cómo es que no ha salido ninguna ley.

Cuál es la gracia de vivir con tanta naturaleza, cuánto gana un pescador, gana menos que un sueldo mínimo, pero para el gobierno no hay desempleo porque la gente no anda pidiendo. Si tienes árboles te piden un plan de manejo, tienes que buscar un ingeniero que te haga un estudio y eso tiene un costo, y la CONAF te lo puede desaprobar. En cierta forma no eres dueño de nada. Antes los planes de manejo te los hacia la CONAF, pero ahora hay que pagar. Yo tengo 33 hectáreas cerca del río Blanco, hay bosque de coigue, mañio y tepa. Tu rozas y viene más rápido que reforestar. Los árboles crecen más rápido, es medio loco que te hagan reforestar, la CONAF sólo debiera hacer su pega, no necesita reforestar.

La esperanza es para los hijos, a esta altura rico ya no voy a ser. Ya no subo el río Yelcho, todo tiene su momento. En mi época no pude estudiar, te encontraste con un mundo que se abrió a la tecnología y estás marginado. Los de mi generación, todos andan dando bote, ninguno pudo estudiar, en 10, 15 años, ningún profesional. Mi hija mayor estudia Trabajo Social en Chiloé, en el Arcis y tengo un hermano profesor que es diabético. Para el futuro, pienso irme a Chiloé, si estás enfermo, quién te saca, los médicos que hay en el hospital están en práctica y salir en avión son 27 mil pesos de ida y luego de vuelta…

El problema es cómo hacemos esta zona más masiva, la carretera está cortada después de Hornopiren porque hay muchos acantilados; si no fuera por el aislamiento estaríamos mejor, hasta el diario llega atrasado, no hay actividad cultural, salvo cuando vinieron los Jaivas o Inti Illimani, porque el cantante que trajeron de Rojo y el humorista, eso no es actividad cultural…

Cuando terminamos la entrevista ya es de noche, me despido agradecida porque Luis ha sido uno de mis primeros entrevistados y siento que me ha dado un pequeño cofre… salgo y afuera en el cielo raramente despejado se ve el cordón de la Vía Láctea que nunca se ve en Santiago, en el gimnasio está la mayoría del pueblo viendo el show de Rojo…, las calles están vacías… hoy pienso qué sentirá la gente de Chaitén, que concibe como un sueño y un gran gasto para Estado hacer el trayecto terrestre Hornopirén – caleta Gonzalo, cuando millones de dólares se han movido en el extranjero, encabezados por el que un día también oficialmente, encabezó esta mal llamada carretera…


El sentir de la clase media.

Después de caminar 2 horas a la playa Santa Bárbara, 12 Km. al norte de Chaitén, y llevar la tercera parte recorrida (estimación optimista), providencialmente paró una camioneta que ofreció llevarme. Sin saberlo, era uno de los hermanos Lynam, dueños del hotel Mi Casa, enclavado en un promontorio con una vista privilegiada de la bahía. Este hotel era uno de mis objetivos ya que recibe a los sectores más acomodados que llegan a Chaitén, así que sentía que mis entrevistados me salían al camino (esa es la suerte del antropólogo). Concerté una entrevista para la tarde cuando volviéramos a Chaitén, pero al llegar al hotel conversé con María Angélica Lynam, hermana del primer contacto y quién realmente es una de las personas que lleva la administración del recinto. La entrevista se realizó en la terraza y con algunas interrupciones, ya que llegó un destacamento de turistas santiaguinos con los que María Angélica tuvo algunos altercados.

La situación ha sido extremadamente difícil por la depresión económica, afectó mucho el cierre del regimiento. Nosotros estamos en la zona hace más de 20 años, vivimos de esta actividad. Con respecto a Tompkins comenta, al principio teníamos muchas dudas por el asunto de la soberanía, pero se ha visto que ningún gobierno iba a meter el dinero que Tompkins ha puesto para conservar esta tierra virgen. Por otro lado la lógica de tantas empresas es depredar…

No es necesario sentirse parte del proyecto (Pumalín), ya que puedes visitarlo en forma libre, sin que nadie te lo impida. El parque (Pumalín) nos da la estadía de los pasajeros aquí en el pueblo, la publicidad ha sido tan grande que nos ha beneficiado, lo que se hable de mal es un tema político, cuando está bien para la derecha o la izquierda…

Existen algunos proyectos en la comunidad pero son muchas las trabas administrativas… Palena está abandonado, somos gente que está haciendo patria y no tenemos ningún tipo de ayuda.

El regimiento movía mucho el comercio, de ahí la depresión económica, el pueblo ha tenido que readecuarse.- María Angélica discute con los turistas recién llegados porque los precios de las habitaciones que les indicaron por teléfono no son los mismos al llegar- Pagan una millonada en el lago (Yelcho) y quieren pagar menos aquí (las cabañas cuestan 40.000 pesos y la habitación doble, 28.000 que bajan en inverno a 8.000)


¿Cómo ha influenciado el turismo a la zona?

En Futa si hay una influencia, en el tipo de arquitectura, la forma de hacer deportes (rafting). Acá los servicios no se han implementado, por ejemplo, distintos tipos de sendero, hacia las montañas o canotaje en los ríos, queremos extender los recursos, sería fácil ponerse de acuerdo, abrir senderos, pero se hace difícil, porque hay que pagar los créditos y como está la situación…

Sin embargo, hoy los horizontes son más amplios que cuando la carretera se construyó, con internet estamos bien, pero Transmarchilay(1) es hoy un monopolio grosero, los pasajeros viajan como si fueran animales, venden pasajes sin asiento, ya no pertenecen a la CORFO… Navimag es un poco mejor.

No es posible que paguemos tanto para ir en la barcaza a Puerto Montt (16.000 pesos, solo de ida, igual al valor de un pasaje en bus Santiago - Puerto Montt). El pasaje en avión también es caro, solo hay una línea subsidiada.

Durante años he asistido a reuniones con la autoridad y la cosa siempre es la misma: reuniones para diagnóstico. La idea de la zona franca, qué significa, comprar un vehículo para turismo, pero ese no es un costo menor.

Vamos a seguir trabajando sin la ayuda del gobierno ni nadie, nuestra actividad la desarrollamos a nivel familiar y personal. Muchas veces pensamos en vender, tenemos un hermano que emigró a Estados Unidos. Si pensamos en el estudio de nuestros hijos, la universidad es doblemente cara, ya que hay que pagar colegiatura, pensión y por otra parte nos matan a impuestos.

María Angélica se molesta cuando le nombró las casas nuevas que hay al sur de Chaitén, nuevas poblaciones para personas de menores recursos: esas casas costaron 80.000 pesos, en Palena la gente tiene terreno, animales, así estamos reventando a la clase media, la clase media es la que paga por los que no tienen. Nosotros hemos llegado a tener 16 empleados, hemos creado trabajo, en invierno con mi sueldo de profesora de artes visuales les pago a personas que trabajan conmigo, es difícil, hace 13 años que solicito un terreno, pero no me lo entregan por mi situación…


Audito Chacano, el colono.

Por intermedio de Freddy Teraucán pude visitar a Don Audito Chacano García, considerado uno de los primeros pobladores de Chaitén. Actualmente vive frente al llamado Chaitén Viejo, al costado de un brazo del río Yelcho. El día que lo visitamos llovía suavemente. Cruzamos el río gracias a un hijo de Don Audito, que hace de botero entre las dos orillas (trabajo por el que recibe un pago de la municipalidad). La corriente arrastra un poco el bote a motor, hacia el este se ven los bosques, las montañas cubiertas de vegetación y un tenue arco-iris enmarcan el cruce.

Don Audito tiene 72 años y ocho hijos. Nació en Futaleufú y llegó a la zona el año 34. Los colonos llegaron cerca del año 40; los primeros fueron de apellido Pérez Oyarzún y Ampuero Torres. Ellos ocuparon tierras y después el estado les otorgó los títulos. En los terrenos había bosques de arrayán, coigue, canelo y tepa. Se viajaba de Chiatén a Puerto Ramírez en chalupa. Era muy difícil en invierno bajar el río llegando al mar, no podíamos pasar a Chaitén.

En su casa nos recibe junto a su señora, Silvina Vivar, oriunda de Chiloé; ella está ciega así que cuando no vienen los nietos o los hijos de visita, Don Audito comparte las labores de la casa. Sin embargo, en Silvina no hay una señal de amargura por su condición: No me encuentro aburrida, comenta con una sonrisa.

Ellos reciben una pensión de vejez de 40.000 pesos. Tienen ovejas y vacunos para el consumo y una huerta atrás de su casa donde hay unos paneles solares para alimentar un teléfono satelital que funciona como público y no siempre tiene tono. Su casa tiene ventanas pequeñas, no hay luz y pueden ver televisión conectándola a una batería (sólo se ve el canal 13). En la pared, al lado del teléfono y frente a la mesa hay un gran afiche con una lista de números de teléfonos celulares escritos a mano.

Hay ocasiones en que han quedado aislados: a pesar de que su casa está retirada de la orilla del río, un invierno el agua los alcanzó…

En Argentina hay tres lagos, hay una represa que al abrirla hace subir el Futa, el Yelcho… tres años atrás creció el río y se llevó vacas, animales, nadie responde, estuvimos 15 días con el agua rodeando la casa, que en ese tiempo tenía segundo piso.

Como pasatiempo están las carreras a caballo o jugar a la pelota:

Juegan todos los Chacano, también las mujeres. Una vez fui a Castro a ver a la selección de Chaitén.

Sobre el tiempo que viven, Silvina comenta:

Antes había que ir y volver remando, con hambre y contra la corriente del río, ahora uno viene sentado y no importa la corriente, bueno que en esa época cuando uno está joven, nada es tan malo…

En Chaitén (nuevo) una nieta de Don Audito, también de apellido Chacano, se apronta para ir a estudiar a Puerto Montt, aunque tenga que dejar a su pequeño hijo. Mientras, va algunas noches a esperar la barcaza, pasada la medianoche, para ganar algunos pesos ubicando a turistas ávidos de un alojamiento cuando ya han navegado un trayecto de más de 10 horas…



Juan de Dios López, un testimonio del Cuerpo Militar del Trabajo en la construcción de la carretera Austral.

Para hablar con don Juan de Dios, llegué por las indicaciones del Coronel Vásquez. La familia de Juan tiene una residencial y se dedican también al turismo.

En la entrada de la casa – residencial una fotografía de Juan de Dios y su señora acompañando respectivamente a Lucia Hiriart y Augusto Pinochet, son la antesala. Días después del matrimonio puedo hablar con Juan, quien me ha facilitado libros sobre la Historia del Cuerpo Militar del Trabajo y fotos, ya de color sepia, que guarda celosamente como testimonio de un Chaitén un tanto deshabitado donde se conmemoraba el 11 de septiembre de 1973: una bandera izada, algunos trabajadores y militares reunidos en terrenos baldíos, las calles tenuemente esbozadas. Juan inicia su relato premunido de sus carpetas y una especie de bitácora personal con las fechas de los eventos señalados:

Llegaron civiles, construyeron 12 kms y medio desde Chaitén al Amarillo y de ahí llegó el ejército. Cuando llegaban alojaban en las escuelas. Trajeron casas prefabricadas y se construían galpones con madera de la zona.

El camino eran puros mallines(2), como es zona lluviosa a la orilla de los cerros venían los riachuelos; el Río Negro que se subía.

Los civiles que llegaban, hacían el servicio militar por un año, pero venían a la zona por 6 meses. Los otros meses eran sometidos a instrucción básica militar.

Mi meta era el trayecto del Amarillo al lago Yelcho, sector de Puerto Cárdenas. Yo llegué el año 56. Fui operador de máquinas, al principio a pala y picota y luego en los camiones, tractor y motosierra. Se trabajaba desde la primera quincena de octubre al mes de abril.

El 10 de diciembre del 56 llegué a Palena para operar un tractor tipo agrícola. Desde el mismo Palena se empieza a construir el camino con carretillas. No había los medios para trasladar camiones tolva. El 62 llegaron máquinas, llegaron camiones.

En la carretera hay un cambio profundo porque se trabaja con Vialidad. El camino de Alto Palena a Puerto Ramírez se termina el 66, luego se evacuan las máquinas a Chaitén y Puerto Montt.

La organización del personal era militar. En Malito había otra unidad, había antes casas de colonos, chozas; estos colonos fueron parte del quehacer militar, hicieron esfuerzos para atender a los militares. En Puerto Ramírez hubo tres unidades trabajando en los cerros, en los mallines, colocando explosivos.

En Octubre del 60 vuelve a Chaitén para trabajar con maquinaria en el tramo del Amarillo al río Michimahuida y Puerto Cárdenas. Al principio la familia estaba en Osorno, después en Quemchi (donde fue trasladado antes de su regreso a Chaitén).

Recuerda especialmente a la familia Aroca, en el sector de Michimahuida con Fernando Huenupén, eran colonos. Eran gente muy hospitalaria con el personal militar, caminaban con los soldados con su bolsa de ropa al hombro en las mismas condiciones de los conscriptos.

Antes de que llegaran los conscriptos, en cada campamento había un oficial, eran personas civiles a cargo de militares. Eran obreros que no estaban acostumbrados al horario del ejército. Eran flojos… pero nunca se dejó a un obrero en el camino.

Hubo accidentes, a los que venían se les tomaba un seguro, algunos pidieron su baja voluntaria, se iban en barco y llegaban a Puerto Montt.

Con el traslado de la gente, la lluvia, por los víveres, los obreros se fueron yendo solos. No les gustaba la vida de campamento, no les gustaba la zona. Les decíamos los Yiyos, por Topo Yiyo, eran como unos topos (que surcaban la tierra)

La misión cumplida era caminar día y noche, pura vida de trabajo-trabajo. El camino iba avanzando y uno salía gracias a eso. La meta por cumplir era mantener el camino.

Finalmente agrega, el ejército le ha entregado todo a la provincia de Palena, antes Chaitén no salía ni en el mapa, era Chiloé continental. El ejército ha sido la columna.

(1) Estos testimonios corresponden a entrevistas realizadas en febrero del 2005 a habitantes de Chaiten, en el marco de un registro etnográfico recopilado por María Elisa Sáez, estudiante de Antropología, de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y que hoy son citados en este espacio, como una forma de contribuir a la memoria e historia común de los habitantes desplazados de Chaitén.


Un regalo para Soledad López y Juan Guajardo.

Estimados Soledad y Juan, estas fotografías las tomé el día de su matrimonio en febrero del 2005 en la playa Santa Bárbara y por distintas razones no las pude hacer llegar hasta ahora, entonces aprovecho esta oportunidad para enviarles este pequeño regalo. Quizás al no enviarlas las libré de que se perdieran con todo lo que ha sucedido, pero son de ustedes. Un cordial saludo, MES.









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